Sófocles nos presenta al predicamento de Antígona frente al cadáver de su hermano: si lo entierra, cumple con la ley del cielo pero viola la ley de la ciudad. El diálogo entre Creonte y Antígona no es el conflicto entre dos voluntades sino entre dos leyes: la sagrada y la humana.
Antígona escoge la ley del cielo - Y perece; Creonte escoge la de los hombres - Y también perece. ¿Escogieron realmente?
El destino griego no es menos implacable que el dios Krisha.
Antígona escoge la ley del cielo - Y perece; Creonte escoge la de los hombres - Y también perece. ¿Escogieron realmente?
El destino griego no es menos implacable que el dios Krisha.
Oh... me dejaste sin palabras! Y eso es díficil jajajajaja. Qué bueno que te gusto la entrada, muñe :D Y sí, Oliverio Girondo. Ya es más de media semana :)
ResponderEliminar¡Infinito, siempre y bien!
El destino de los mortales se sometía a los designios de los dioses en aquellos tiempos... ¿y en los nuestros?
ResponderEliminarMe encanta esa obra.
:)
Abrazo!
Mi Liux, gracias por pasarte por este espacio y por estar siempre ahí.
ResponderEliminarEmilia, querida, me gustaría pensar que en este momento no es así pero... a veces existen cosas que me hacen pensar que sí.
A mi también me encanta la obra.
Dos abrazos y gracias por pasar*