martes, 29 de marzo de 2011

Simplemente Octavio Paz.

Sófocles nos presenta al predicamento de Antígona frente al cadáver de su hermano: si lo entierra, cumple con la ley del cielo pero viola la ley de la ciudad. El diálogo entre Creonte y Antígona no es el conflicto entre dos voluntades sino entre dos leyes: la sagrada y la humana. 


Antígona escoge la ley del cielo - Y perece; Creonte escoge la de los hombres - Y también perece. ¿Escogieron realmente? 




El destino griego no es menos implacable que el dios Krisha. 

3 comentarios:

  1. Oh... me dejaste sin palabras! Y eso es díficil jajajajaja. Qué bueno que te gusto la entrada, muñe :D Y sí, Oliverio Girondo. Ya es más de media semana :)
    ¡Infinito, siempre y bien!

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  2. El destino de los mortales se sometía a los designios de los dioses en aquellos tiempos... ¿y en los nuestros?


    Me encanta esa obra.

    :)


    Abrazo!

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  3. Mi Liux, gracias por pasarte por este espacio y por estar siempre ahí.

    Emilia, querida, me gustaría pensar que en este momento no es así pero... a veces existen cosas que me hacen pensar que sí.

    A mi también me encanta la obra.

    Dos abrazos y gracias por pasar*

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